domingo, 19 de febrero de 2012

Inoperancia de la libertad

El Nuevo Orden Mundial nos muestra -cotidianamente- el daño causado por darle libertad a la que gente común para que decida respecto a su vida.
El liberalismo es el culpable del desorden, la corrupción, la delincuencia, la perversión, la drogadicción...
Se requiere ORDEN, y un ORDEN duro que brote de un gobierno indestructible que imponga lo que es preciso hacer.
Darle tanta prerrogativa a las masas es caer en la cobardia, la debilidad, la inconstancia y el desequilibrio social.
La gente vulgar es incapaz de comprender o acatar las condiciones de su propia existencia y de su bienestar; ellos son ciegos, ilógicos y cambiantes.  Cuando un ciego conduce a otro, ambos caen al precipicio.
En consecuencia, los advenedizos salidos de las filas del pueblo, aunque sean unos genios, no pueden colocarse a la cabeza de las masas sin arruinar la sociedad y perder mucho tiempo y dinero. Sólo la clase preparada desde su infancia para ejercer la soberanía autocrática puede comprender las palabras formadas por las letras del alfabeto politico. El pueblo abandonado a sí mismo, es decir, a jefes salidos de sus filas, se pierde en luchas partidarias nacidas del afán de poder y el ansia de renombre; asi, se crean la revuelta y el desorden.

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